18 marzo, 2009

Discordia del tiempo


RIMA XLIX

Alguna vez la encuentro por el mundo,
y pasa junto a mí;
y pasa sonriéndose, y yo digo:
- ¿Cómo puede reír?
Alineación a la derecha
Luego asoma a mi labio otra sonrisa,
máscara del dolor,
y entonces pienso: —Acaso ella se ríe,
como me río yo.

Gustavo Adolfo Bécquer


Tras ahondar en las cosas más insignificantes me doy cuenta de que nada era tan superficial y que tus ojos buscando una mirada de desconcierto cuando sólo hablabas de ti durante horas no eran lo más importante en ésta vida. Me doy cuenta de que tampoco éramos dos locos con ganas de perder aún más la cabeza por algo que todavía no había aparecido del todo pero tú te empeñabas, te obligabas a buscarla y te diste cuenta de que no era yo.
No sé escribir historias cortas ni largas y mucho menos tan siquiera sé si sé escribir.

“Eres poeta, María”
-No lo vuelvas a decir, no lo soy. Es una especie de pasión, a ti te gustan los coches y a mí desmembrarme de vez en cuando en unas cuantas malas palabras.

Después de esto hubo silencio, una reserva de ésas que estabas acostumbrado a dejar correr como si pensaras que no tenía razón y no lo decías, tenías guardado en la recámara más palabras de las que a simple vista me dejabas ver y a simple oído sordo me permitías escuchar, nunca llegó a tus labios una frase de aflicción, estabas tan metido en ti que no me dejaste entrar del todo y en parte, lo entiendo porque a mí me cuesta un mundo aclarar mis historias. Tal vez mi único error fue intentar creerte, dejarte pasear a mi lado, dejar que me abrazaras aunque no te lo pidiera, a lo mejor hubiera sido todo más fácil si no te hubiera dicho que escribía.
“En mí puedes confiar“.

Cada vez que vuelva a escuchar estas palabras te recordaré y no volveré a abrir la boca, simplemente me haré la loca. Has sido una de ésas personas que cuento con los dedos de una mano, no, perdón, has sido el único que me "conoce" que leyó un par de poemas, millones de cosas sin hacer y a mí metida en un tarro de cristal que respira por un agujerito tan pequeño.

Todo se ha ido haciendo tan raro que la reminiscencia se ha hecho borrosa o casi inexistente, no logro alcanzar la última llamada, tal vez fue la semana pasada, el mes anterior, hace doscientas palabras y un beso, no sé tan siquiera si pude esclarecer algo de ti, lo sigo diciendo y seguiré hasta que no me devuelvas todas las miradas, se me ha roto el tiempo y no me da para más.

Gracias por lo que ha sido y gracias por lo que no ha querido ser.

08 marzo, 2009

Sobre el agua


¿Qué sientes?

Se me cortaba la respiración
y sólo me salía mirarte a los ojos
con agujeros en forma de diluvio.

Caías hacia atrás sin mirar que en el fondo
podría estar frenando el cataclismo,
sólo necesitaba que me dijeras algo tonto
y estúpido para creer.

Y ahora …
ahora no creo en casi nada.

02 marzo, 2009

Intervalos


No importa si lloro a escondidas
o si escribo para rabiarme un poco más,
al cabo de un rato todo cambia de color.

Voy más lento
y me encojo en la cama cada noche acariciando al miedo,
tiene el pelo corto, la sonrisa perfecta,
los ojos grises
y la mitad de mí en la palma de la mano.

No sabes cuánto daño recorren las paredes
si nombras en tu boca lo que no pudo ser,
entonces me encuentro como un perro hambriento
arañando la puerta trasera.

No hace falta que me digas nada,
me abrigo junto a las sombras
que se burlan con dos copas de más,
Abril tiene los días ocupados desde que apareciste
y me grita a voz en cuello donde por intervalos de tiempo
tiras y das;
me golpeo, me detengo,
acelero, no me acerco.

Hay espacio.