13 febrero, 2009

Respiro


Inspiro y me sacuden de un lado a otro
las ganas de escribir sin saber a qué dirección
debo pegarle un golpe para desenredar un sólo suspiro.

Y no me explico como tengo el pelo enredado contra la almohada,
el talón forrado cubierto de tierra (por si acaso),
las ganas de verte en un vaso lleno de tragos,
otro cigarro encendido y a veces pienso
que lo dejaría por ti, pero nunca lo sabrías.

Se van acomodando las palabras hasta reventar
en algún final en el que me pueda oír
e ir rompiendo el silencio después de ti.

Espiro y los martes al fin me dejan subrayar
las veces que me preguntas en qué pienso,
las sonrisas que me salen sin pedirlas cuando me besas,
el momento en el que me empeño en buscar
desde que día te dejé entrar,
y todas éstas noches que no sé de la calma
cuando me atrapas sin pase para una fuga.

Si te apetece robarme,
no me importa que me sigas.

Respiro cuando me colocas a punto de vela en una esquina
fundiéndonos en una sombra sin apagarme con las yemas de los dedos,
y en ésos momentos que me gustas cuando callas
inspiro,
espiro.

Respiro.