05 mayo, 2009

Últimas hojas


Nadie puede decirme que he llegado a un punto
en donde sólo tengo prioridades
y que otras estrictamente están de marca páginas
en un libro que tengo que dejar a medias
porque seguramente vaya a arrancar el último capítulo.

Los finales son el tumulto de todos ésos momentos
que me dejan con la boca seca y otra sonrisa de enfado
mirando hacia dentro lo que tengo que descomponer.

Es fácil echarte la culpa porque es lo único que me dejas
tras los saqueos de ropa interior y dos manos sonriendo al peso.
Es tan fácil decir que ojala te arrepientas algún día
pero que no intentes volver.
Es fácil decirte adiós después de pensar en la milésima
de la parte más tierna que he conocido
porque sólo así puedo mirar de nuevo todo lo que no eres.

He hecho el recuento de los besos de mentira
y me han quedado de menos contados en granitos de azúcar
volteándose de un soplo hacia una despedida
sin derecho a reproches ni quejas.

Me has faltado y lo que me queda es…
hacer pajaritas de papel con el resto de cosas que no dije,
pero sé que es mucho mejor guardar los silencios
y hablar después de cien respuestas más.

No es tan fácil desahogarme
y admitir que me he vuelto a equivocar.

FIN.