27 enero, 2009

Tirando a dar


¿Qué nos apostamos?
Me silvas con sigilo mientras se disipan
tus dedos mezclándose entre mi columna y mi saliva
y te acoplas como si fuéramos un puzzle de cinco piezas.

En realidad somos dos extraños que se miran a los ojos
y tantean a tiras su vida dejándose los detalles en un café,
siquiera sabemos si mis versos en los que tú me ayudas sin saberlo
llegarán a alguna parte o se romperán como aquellos dardos
en una partida que ganaste con miedo a que tuviera mal perder.

Pero no sabes que también me río cuando me enfado,
que cuando me pongo seria estoy pensando
y que cuando tengo miedo te miro a los ojos
esperando un abrazo de septiembre,
y lo más cercano que encuentro es a ti.

¿Qué nos apostamos?
Ahora, sólo ahora,
estoy cansada de pensar.

Descubrimos dos palabras
que ni tú ni yo intuimos si van en serio
pero nos la jugamos dibujando trampas,
las ganas,
la cama,
una tregua o tres
y de momento ninguno de los dos pierde la partida.

16 enero, 2009

Tantas cosas



Tenía que haber apuntado todos esos versos
que van silbando de segundo en segundo
como un tic tac desmayándose en mi cabeza
pero me invento otros, peores que los de antes
y creo que aptos en abrir y cerrar puertas con desdén.

No sé cuantas veces he intentado hablarte
y mezclarte en mi vida sin arañazos en la sangre,
sin que mi idea de tu cara sea más poema
que todo lo que desarmo y muero en ellos,
sin que titubees,
sin un ya nos veremos como diría yo al percatarme
de que no me interesa nada de lo que ocurra en un posible más tarde
y, sin nada más que añadir en un silencio
que hace cosquillas cuando me besas después de pensar en un:

“creo que te quiero”.

No, lo cierto es que no sé como mirarte a los ojos
y decirte todo lo que no he reído,
los secretos que guardo en cada línea,
lo que he dejado a mis espaldas de filo delgado y frágil,
el tiempo que no cojo un pincel y no dibujo esbozos en color,
lo que he apartado sin volver a mirar
lo que tanto dolía a gritos en silencio,
y luego,
mas tarde,
con las piernas sentadas en un respiro ahogado,
no contarte todo lo que me he escurrido hasta saciarme.

Y sé que es hora si lees algo parecido a una carta sin acuse de recibo
porque lo que escribía antes no eran poemas, eran trazos en papel
donde las cientos de hojas se precipitan a la papelera
porque he notificado que ya no me sirven
y se lanzan de una en una acallando el mal tiempo con sus malas letras.

Sin que tú lo sepas,
sin que yo te cuente,
sólo lee:

Es hora si te dejo que entres a arañarme la sangre con papel.


06 enero, 2009

Un tercio de medias sonrisas



Todo es raro,
tú sin mi
incluso yo contigo.

Despierta, el día menos pensado puede que llegues a creer en lo que dabas por muerto o aletargado por el tiempo.
Pienso que nada muere del todo sin que pienses tú primero o nombres en voz alta, incluso puedes hacer vivir las palabras con sólo una mirada aunque sea de lejos, sin embargo, puede que no nos guste mucho lo que quieran gritarnos a mirada esbelta o puede que otras nos atrapen dejándonos en un coma profundo con la sonrisa erecta arrancando nuevas impresiones.
No estamos muertos si quieres incluso morir o deshacerte de los cadáveres que guardamos debajo de la cama, en el fuego de la cocina o en trastero de la ropa vieja y apolillada. Esta claro que el tiempo nos debe tanto como nosotros lo hemos perdido pero ha sido un riesgo que ha corrido dejándolo escapar.

En estos largos meses he tenido tiempo de asimilar asuntos y creo que he sido capaz de dejarlos atrás o al menos incinerar parte de ellos sin ningún tipo de remordimientos ni de rencores, “nos ha llegado el final” y "debemos hacernos un favor", seguir por distintos caminos, por ello, existen numerosas desviaciones que no son ni mejores ni peores, simplemente escoges.
Buscar otras alternativas a lo que uno está acostumbrado siempre suele ser más difícil de lo que se cree, al menos yo me sentía así , he empezado de cero, he dejado atrás trastos viejos que sólo arañaban, me he descuartizado y abandonado ésas partes de mi en algún lugar que se hayaban demasiado demacradas para reconocerlas pero que vuelven a reunirse poco a poco.

Hoy día si me preguntaran si quisiera volver a nacer de nuevo aún sabiendo todo lo que he vivido, no sé si sería capaz de cambiar algunas cosas, todas o nada porque aunque se ha pasado por infiernos creyendo que no había salida al final de un túnel o que he podido estar más cerca del precipicio de lo que nunca he llegado a imaginar, ahora, me siento un poco más libre y menos apoyando la cabeza en el retrete. Si todo pasa por alguna razón no soy yo quién tenga la respuesta, cada uno se labra su vida como quiere o como puede; he llorado, pataleado, turbado y nunca he pasado tanto miedo en mi vida después de pensar en algo peor. Necesito anclarme a mis cientos de pensamientos contradictorios, mis manías, la cabezonería y el empeño de hacer reír por todas las sonrisas que no he visto. Por ellos, por mi, contigo.