31 agosto, 2008

Algo más personal (comecocos)

Si me siento a pensar que todo es un mal suelo, una abstracta pesadilla de imanes revelados, caeré en esa cuenta que tantos problemas me daba aún más que un tipo a mi costado descubriendo nuevo mundo a través de mis piernas.
Pasadas las doce del mediodía aturdiendo a una mosca que se zarandea como dos avionetas diminutas, sigue el rastro, se golpea en una esquina y vuelve a retomar el vuelo. Creo que cada vez está peor la circulación aérea.

Auscultada en una madera de pino con sus piñas enclavadas me sostengo por un lado y me arraigo a la otra mitad de la nada, cultos enturbiados en donde nadie sabe mucho menos yo, que aún ando entre cabezazos de una vida que me agota y me da fuerza tras cada golpe remitido. Hace días que no llueve y echo de menos siempre algo que me suele faltar, debe ser el mal día con el sol en hora punta o que huele a Septiembre.

Existen tres personas discutiendo para salir vencedor de cumbres rocosas cada vez más inútiles en sus escaladas, nadie es perfecto, es mejor así, yo los adoro aunque de vez en cuando tenga que salvarme a mí también.
Se agota el tiempo, aquel minutero embustero donde un día pasa más largo y otro se retuerce mil veces más hasta brotar rápidamente a su lugar de trabajo, porque todo o casi todo es una obligación y una respuesta más allá de lo que queramos hacer o decir con palabras meramente halladas en el subsuelo.
Hay silencios que me dan ganas de llorar, es como una última súplica tras el comienzo de un fin, no es la muerte, es una obligación, “el deber es el deber” de relacionar conceptos con algo más que un simple razonamiento, por falta de esfuerzo, cada día es un día menos y muchos darían más de lo que tienen por seguir acobardándose contra una vida más o menos viable.

Un golpe seco capta instantes felices en donde el minuto se pone cada vez más caro, en algunos momentos tengo miedo, ansias, y es una mala combinación, será lo que yo quiero que sea y hasta el momento, parece que no quiero nada.

15 agosto, 2008

Cuenta atrás





Unos días fríos no se zanjan temblando
pero se han retornado con la incitación
entre las puntas del cabello
contando de diez en diez,
de cinco en cinco, de cero en cero.

Las muñecas rotas se deshacen de sus ojos
convirtiéndose así en cadáveres delicados,
reconozco sus dos manos lentas
y sus caras en blanco y negro.
Despliegan sus piernas
y se van cantando una canción.

“Te abandonó la memoria,
ganaste otro suelo.
La tierra aquí no tiene color”

Surges de la simple tristeza
a un cúmulo de chistes gastados,
tres vueltas de llave y empiezas a entrever
lo que nos disgrega
tras los ojos apagados
fragmentados del cuerpo.

A veces contestas con una voz,
otras, tras colores invertidos
las horas lentas atraviesan
la puerta giratoria donde te espera tu fuga,
y después, callas de verdad.

01 agosto, 2008

Las oportunidades cazan mariposas


Las oportunidades cazan mariposas
en una red de alambre,
se dejan las alas de izquierda a derecha,
los colores impávidos
devorados por el ajamiento
y la áurea fuente de brío
sobre la sangre seria.

Empecé a temer al frecuentar al miedo,
ése que aflora en las arterias cubiertas
estallando en la nuca, eriza la piel
laminada en un soplo íntegro
haciendo trepidar las aves ciegas
que mirábamos hacia arriba.

Permanecen mis manos
sobre el óleo sordo y mis pisadas
en dos espacios de polvo,
no vengo a matarte tras mil puñaladas
escaldadas en el suelo, no regreso
para esconderme tras tu sombra
en un ancho desgarro
de dos palabras viejas.

Tu cuello, era una oportunidad,
piel árida libre de escalar
y arduo de sostener,
mi boca descocada
se condenaba por aquello,
ahora estoy fría, de rostro azul
y de cuerpo estoico.