29 septiembre, 2008

Sobre el mismo poema




Dibujaba aguas de acuarelas
asfaltando aceras al vuelo
dejando su aliento
azotado en el exterior.



Llegó a infectarse de humores
con sabor a llanto quemado,
pero ahora se cuelga un velo de sonrisa
y nos engaña a todos diciendo que es navidad.


En cada carencia se desliza lento
y cree que cada vez se derrama menos.


Se mordía los labios
aguantando a que él repitiera de nuevo,
no entendía que el único amor se va mucho
más deprisa que un mensajero
sin cartas una vez al año,
no sabía que las telarañas se olvidarían
con el cielo roto escupiendo a las nubes.


Se cuelga de la piel ante sus únicas menciones,
cuenta con esa voz íntima
y partida cuando nadie la mira,
no se refleja en los espejos
ni tiene vida como Goulue,
tiene mente de mujer escondida
bajo las inocentes manos de una niña.


Anestesia los meses de otoño
oliendo a húmedo y exhalando ausencias,
prefiere el azul del cielo a las nubes rotas,
las rosas blancas, el olor a lilas en el salón,
un par de hojas, un bolígrafo sin tinta
y volver a escribir sobre el mismo poema.

25 septiembre, 2008

Caída de ojos



Mi lugar no tiene recinto de feria
ni algodón de azúcar en el borde de la boca,
caí antes de atraparme en la perplejidad sobria
con un sorbo menos de ti
con un trago más de nadie.

Se me ata la noche al flequillo
cuando intento repararme del otro lado,
mi revés me orienta hacia el norte
y me viene una canción a fondo rasgado,
allá tan lejos,
donde las ruinas se hacen agua
y se zambullen los ojos
en una amnesia disfrazada de puta.

Aún está muy lejos para ver
si te echaré de menos o de más,
la duda desmayada me hace acelerar
por un camino oblicuo, estéril,
lejos de las pautas de los lunares.

Nos sostenemos solos
con la única ayuda
de quién nos vería caer,
te he soñado
y veo el ambiente más serio.

Son las ocho de la mañana
cierro los ojos,
observo a las sombras de mi espacio
y me saludas como si nada
nos hubiera alterado.

18 septiembre, 2008

El convoy

Un viaje más y te estaré lanzando
a la vía del tren para ver
el reflejo del rojo sangre
en los raíles y educarnos para vivir
como las piedras que yacen acomodadas
entre barrotes oxidados y sin vida
acallando los sonidos de nuestra cabeza.

Llegamos demasiado pronto tal vez
a un viaje sin retorno firme,
los billetes se intercambiaron
por manchas rojizas
donde nos escoltaba
la arcaica corriente de soplo suicida.

Los lunares y el moho de un café solo
despedazaron a nuestros monstruos
de colores serios, de caras ligadas
y de devaneos lapidando al frío
donde tiritaban mis piernas.

Pudiera ser entre las ventanillas
una irradiación que nos ciega
sin cobardía de poder o querer,
procurando no deshilar al tiempo
cuando centellean panoramas indefinidos.

Pudiera ser cualquier cosa
menos tú y yo retándonos
en carriles inversos,
escarbando por los bajos de un vestido
inocente y sin vistas.

Para nadie



Los días llegaban en un desmedido cosquilleo
para verter unas palabras en el ombligo de tu locura,
escuchar tus humeantes alaridos
por debajo del impreso con tu pulso
y escarbar entre tus cientos de frentes
y latentes palabras en una novela mezclada en bazofia.

Convirtiendo mi silencio en un enigma
embestías contra mí por si reaccionaba
y te mandaba por lo menos a la orilla de mi sonrisa,
veté mi mala lengua por si te creía
y se abrazaba de nuevo a la dureza de tu hebra sensible.

Malgasté sobrados movimientos desmañados
al recorrernos en el espejismo de nuestra vida y otro,
en la esquina de la calle mandando ilusiones desde lejos,
se salvaron los pies como yo
cuando empezaste a no violar a mi boca,
pequeña y despistada.

Creo que te quería o que me provocabas
por eso odio a los segundos en errores ingentes
que estilamos en el hueco partido de una lengüeta,
los daños negligentes se acuestan en la cintura
y resbalan cuando no ven donde planear.

Aquellos hormigueos que maté de una estampida
se lamen el recuerdo en un poema para nadie.



ACLARACIÓN: Éstos dos siguientes poemas son del mes de julio, por motivos digamos... desconocidos no los publiqué en éste blog.

12 septiembre, 2008

Para el catorce de septiembre



Colar un buen intervalo
y dejarnos con el mal sabor,
cuesta tres años impedidos.
Siempre pensé que era mejor
asociarse con el pánico,
donde el escuálido linde está contiguo
a la temeridad.

Llegué pronto una vez
para acabar llegando tarde
a cualquier parte.
Nada es peor que ver
a la muerte hacerse valer
acorralando los pasillos
de noche hasta la demencia,
mutismo, bajas presiones latentes
en pasado redundante.

Se cuartearon las cifras de los calendarios,
un minuto, mil noventa y cinco días,
se vuelve a desmembrar la dicha
en una cuesta en ida, sin camino de vuelta.
Pateamos despacio para no despertar
dejando la vista atrás
y los pies caminando en vanguardia.

Echamos de más una lagrima de vidrio
haciendo enlutar
a los que estamos dentro
y ahora el efecto cisne reseco.
Nunca más hubo abrazo de consuelo,
te quedaste dormida, desafiada,
en el rostro de un sueño
que no puedes narrarme.

A lo que hoy soy,
a lo que seré,
a tu nombre por ser el mío,
a tus abrazos que me colmaban,
a los sueños que siempre tuve y salías,
a todo eso y más.

Gracias.