14 octubre, 2008

Vidas paralelas


Dos siluetas se encaraman
en el mismo sino descorchando
botes de cristal con los dientes.

Somos dos prófugas sin zapatos,
destapando el bizcocho de chocolate devorado,
yo huyo de él y sueño con todos, ella alterna en cada hombre de fin de semana

Encargamos los mismos errores de norte a sur,
busca un cuello caliente donde sosegar la cintura,
sus recuerdos y su muerte colgada hace tres años.

Hizo que mi vida se sujetara en la suya
en el momento que la miré por primera vez,
esbozada en una octavilla a carboncillo
con la vista impenetrable, buscando
a alguien que la reconociese con la mirada.

Yo asiento deambulando por rincones
observando a la gente y preguntándome
si puede ser él tras la cortina de misterio
el que me deje ver mi infancia en sus manos
y volver a besar en la mejilla al niño de siete años.

Somos irregulares
pero caemos al mismo compás,
sacamos las ruinas para adornarlas
y hacerlas más útiles a nuestros ojos.

Ella me enseña lo que no debo hacer.
Yo la invito a sentarnos
a vigilar los pájaros de noche.

Dedicado a mi amiga Sara que aunque no lo sepa, también la escribo.

1 comentario(s):

Giovanni-Collazos dijo...

Siempre escribes versos geniales, por lo menos para mi gusto:


Yo la invito a sentarnos
a vigilar los pájaros de noche.

Un beso.

Gio.