05 julio, 2008

La otra cara


Bajo las vislumbres de la acequia
nos inventamos una abertura

donde verter los ratos fatigados
para juzgarnos menos viles,
más agudos y algo menos forzados.


Nos resbalamos por los lados
acordando arcaicas caídas
y pensamos mucho más
en el segundo de después.


Nos hemos quedado sin pulso
reviviendo octubre en el minuto cero
dejándonos las manos exentas de estorbos,
hemos caminado hacia arriba
tropezándonos con nosotros mismos
con el lapso del ayer pendiendo
de un incisivo suelto,
que se renovó hasta
no reconocernos hoy.


Ahora puedo decirlo,
cuando abro los ojos
y veo correr gotas de agua,
nos hemos lucrado de la vida
hipotecando una entrañas en calma
y caminamos con las botas puestas
para que nada nos torture.


Las partes intencionadas
nunca fueron inocentes
y los siniestros cabalgando
en nuestra cabeza
nunca desearán más
que otras botas de repuesto.

0 comentario(s):