
Me siento aquí de espaldas
a lo estrecho de una cicatriz enmarcada...
Cruzando escuálidos días de enero
escruto quién desnudó el corte aséptico
del soporte desvaído de la resonancia
en la parte interna de mi cuello con espinas.
Me mira de frente un espejo
ceñido a una de sus palabras,
relegándole me cubro en mil jirones
donde se franquean días demasiado caros
desde que los flechazos rehúsan
de una portada devorada con excesos.
Con los recuerdos que me antorchan
en una intriga suspendida por su espalda,
sucumbieron turbados los ensueños
que en algún tiempo se aventuraron
al caer en la presión de una daga
en el alma de una cicatriz hendida,
son suspiros ahogados de quiebras
en una puerta entornada.
3 comentario(s):
descalza...sí, descalza, ahora mismo yo no lo estoy, pero no sé como saldré de aquí...después de realizar la verificación de la palabra.
Tienes una forma describir que atrae pero que a veces confunde.
Le das la vuelta a las palabras semánticamente.
Me ha gustado mucho la imagen del final.
Pero ¿entornada?
Medio abieta no,
medio cerrada.
Este poema tuyo me gustó un montonazo cuando lo leí en L8.
¿Recuerdas que te lo dije?, pues me sigue gustando más.
Es lo que bien dice -maleno- un lenguaje que atrae y confunde, vueltas semánticas. Y eso para mí, también es magnífico.
Ummm.. Ya sabes, todas las acaban por cicatrizar, aunque dejen un dibujito rosa de recuerdo en la piel.
Abrazos.
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